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Las andanzas de Lu*

Sobreviviendo a la edad de Cristo...

Sobreviviendo a la edad de Cristo...

Qué pensaba esa niña regordeta al cumplir su primer año?? Seguramente estaría pensando "cómo diablos se le ocurrió a mi mamá vestirme de coneja en pleno calor pre-primaveral de la ciudad de Tampico?!"... Era época de carnaval, habría justificado mamá, si, yo nací un miércoles de carnaval...

Seguramente "Angelita" (aún no era Lucero) no se imaginaba que 33 años después estaría celebrando otro cumpleaños, también en carnaval, tan lejos de todo lo que fué. No creo que le importara mucho, tampoco creo que le importara mucho que de mayor sintiera fascinación por la literatura, ni que le gustara tanto moverse de lugar en lugar; es más, estoy segura que ni siquiera soñaba con tener una personalidad volátil, un tanto disipada, refugiada en el mundo de la fantasía y con demasiados problemas para mantener los pies en la realidad.

Posiblemente, si, creo que si... debajo de la capucha -que seguramente la hacía sudar como una condenada- ¡quería vivir! Sin importar entonces las circunstancias, sin tener aún problemas existenciales, de peso, sexuales o amorosos... Esa niña quería vivir y vivió y vive. Hoy se la conoce como Lucero, y aunque en este carnaval no usará disfraz alguno (porque aprendió ¡por fin! a ser ella misma), el 26 será su cumpleaños número 34. ¿seguirá siendo feliz? ¿seguirá creyendo en las cosas que ahora son su religión? No se sabe, ella misma no lo sabe...

Únicamente quiere vivir, seguir viviendo bajo su ley y reglas, deseando que un poquito de madurez llegue a su cabeza, añorando aprender a vivir en el mundo terrenal sin tener que dejar sus alas a un lado ¿podrá? ¿a dónde va? ¿a dónde llegará? Te deseo un feliz cumpleaños Lucerito, sigue sonriendo porque esa es tu mejor arma! Sigue confiando en la gente aunque a veces te decepcione, sigue creyendo que el mundo aún puede cambiar ¡no pierdas la fé! Todo es posible ¡tú lo has demostrado! Sigue adelante por favor, sigue adelante...

Lu*

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